martes, 12 de julio de 2011

ETICA Y DESARROLLO LABORAL- GUIA DE JULIO- MAÑANA

INSTITUTO SISTEMATICO DE EDUCACION EMPRESARIAL
ISED
RESOLUCION DEL PROGRAMA
ASIGNATURA:
ETICA Y DESARROLLO LABORAL

GUIA DE JULIO
DOCENTE:
GLADYS BAENA
SEMESTRE
I
JORNADA:
 MAÑANA
TEMA:
LA EMPRESA Y LOS CONSUMIDORES
                                                          
INTRODUCCION:
La empresa moderna se enfrenta a mercados cada vez más cambiantes e impredecibles, en virtud de un conjunto de factores relacionados con la apertura a productos extranjeros, la competencia creciente y los cambios bruscos en la aceptación de nuevas tecnologías y nuevos productos.
La única forma en que la organización puede responder a estos retos es adaptar todo su potencial productivo y estratégico a las características, necesidades y expectativas de sus consumidores ya que estos cada vez más controlan y determinan las posibilidades de expansión y mantenimiento de la empresa dentro del mercado.
Es este PODER DEL CONSUMIDOR, el que obliga a obtener y usar información acerca de su comportamiento ya que se convierte en el marco que da origen a cualquier estrategia y en el indicador de la efectividad de las acciones que pretenden abordarlo.
De tal manera, la psicología actual ofrece a la dirección de las empresas, información valiosa respecto al cómo y porqué compra el consumidor, que factores psicológicos explican las diferencias de individuos y/o grupos al comprar, cómo deciden, cuál va a ser su elección y que aspectos determinan que vuelva a comprar y consumir una marca en el futuro. Estos conocimientos permiten fundamentar las estrategias de mercadeo relacionadas con el producto, su precio, la distribución, la publicidad y la posventa, de manera que se minimiza el riesgo.
1.    Definición de consumido Persona o conjunto de personas que satisface sus necesidades mediante el uso de los bienes y servicios generados en el proceso productivo.
Un consumidor es aquella persona que piensa comprar o ha consumido un producto determinado, eligiéndolo entre los de la competencia. Esto implica que el producto que se acerque mejor a las preferencias de un individuo determinado estará en una mejor posición a la hora de convertir a
este individuo en un cliente. Dado que ninguna empresa puede permitirse el lujo de fabricar un producto distinto para cada consumidor, la mejor manera de adecuarse a las preferencias individuales es identificando grupos de clientes con preferencias similares utilizando la psicología del consumidor.
Este proceso de identificación de grupos de consumidores con las mismas preferencias se conoce como segmentación de mercados. Las segmentaciones de mercado permiten llevar a cabo programas de marketing ventajosos, tal y como el diseño de productos específicos para distintos segmentos, la concentración en consumidores que usan grandes cantidades del producto, y el uso estratégico de Los recursos de servicio al cliente.

2. La Decisión De Hacer La Compra

Antes de llegar a la decisión de hacer la compra el consumidor pasa por una serie de etapas, entre las que se encuentran:
Reconocimiento de una necesidad: que es donde el consumidor es impulsado a la acción por una necesidad.
Elección de un nivel de participación: es donde en consumidor decide cuanto tiempo invertir en el intento de satisfacer la necesidad.

Identificación de alternativas: es donde el consumidor descubre productos y marcas alternas.
Evaluación de alternativas: es cuando clasifica las ventajas y desventajas de las opciones.
Decisión: es cuando decide o no hacer la compra
Comportamiento después de la compra: el consumidor busca la seguridad de haber tomado la decisión correcta.
Estas etapas pueden tener variaciones en su haber, como son que el consumidor puede desistir en cualquier etapa previa a la compra, a veces se omiten algunas etapas, las etapas no necesariamente tienen la misma duración, y algunas etapas se realizan de manera consciente en algunas etapas y de modo subconsciente en otras etapas.
Lo que un consumidor aprende al realizar el proceso de compra influye en cómo se conducirá la próxima vez que se le presente la misma oportunidad. Después de recabar la información, evaluar las opciones y llegar a una decisión, habrá adquirido conocimientos adicionales sobre el producto y varias marcas. Más aún, se habrá formado nuevas opiniones y creencias y habrá revisado las viejas.

 

3. Semejanzas Entre Consumidores; Segmentación De Mercados

Las técnicas estadísticas de conglomerados proporcionan a la dirección de la empresa una ventana hacia Los consumidores, haciendo posible la identificación de distintos grupos de consumidores con características comunes y por lo tanto el posicionamiento ventajoso de productos y servicios
Algunas de las ventajas de las técnicas estadísticas de conglomerados usadas para segmentar mercados son:
v  Dado que múltiples atributos de Los consumidores se consideran simultáneamente, se pueden identificar combinaciones de estos atributos, que permiten ofrecer productos, promociones y servicios que se complementan entre ellos y que son todos ellos bien recibidos por el segmento objetivo.
v  Al usar datos provenientes de los consumidores, estos hablan por si mismos, evitando que se asuma por parte Del analista que sus preferencias representan el mercado entero.
Pero una buena segmentación de mercado requiere no solo conocimientos en estadística, sino también conocimientos en marketing, necesarios para dar distintas prioridades a Los atributos relevantes y para guiar la búsqueda de estadísticas hacia aquellas similitudes entre consumidores que crean oportunidad de negocios.

4. Origen De Cuotas Del Mercado En La Psicología Del Consumidor

Cuando Los consumidores se enfrentan con la elección de nuevos productos, las cuotas de mercado pueden cambiar significativamente. Algunas veces la introducción de productos nuevos, cambia permanentemente el entorno Del marketing para beneficiar la empresa que introduce el nuevo producto.
Otras veces, la introducción por una empresa de productos nuevos puede dañar su propia posición en el mercado, al pasar a un segundo plano sus productos originales e incrementar por tanto Los costes de producción, o al introducir imágenes de marcas contradictorias.
Comprender el proceso mediante el cual Los consumidores eligen entre Los distintos productos no solo ayuda a predecir la cuota de mercado, sino que también proporciona importante información en amplia gama de circunstancias. Mientras que Los consumidores van avanzando en lo que es su proceso de pensamiento y adquisición de tecnología, se van produciendo mejores productos, e introduciendo nuevos productos, que responden a las ofertas competitivas.
La mayoría de las empresas dedicadas a la investigación de mercados que construyen modelos sobre las preferencias de Los consumidores utilizan técnicas estadísticas clásicas tales como “análisis conjunto, o modelos de elección” para medir el valor asignado por Los consumidores a Los distintos atributos Del producto.
Estos modelos pueden contribuir en gran medida a la comprensión Del comportamiento Del consumidor, pero solo cuentan una parte de la historia; ya que hallazgos recientes en psicología cognitiva ponen a la luz muchas situaciones en las cuales el proceso de decisión de compra es mucho menos complejo de lo de lo que se asume en Los modelos econométricos.
Dependiendo Del nivel e interés, la complejidad de la tarea, y otros factores, Los consumidores utilizan atajos mentales y reglas empíricas para reducir, o eliminar, la necesidad de tener que evaluar Los distintos atributos de cada producto.

5. Grupos De Referencias Del Consumidor El consumidor se rige por medio de procesos mentales preestablecidos, a través de tres aspectos que son: Los grupos de referencias primarios, secundarios y terciarios. Estos grupos son Los que moldean la personalidad Del individuo.        Los grupos de referencia primarios, son la familia, de la cual, el individuo aprende en primera instancia las pautas, patrones o roles de comportamiento hacia el primer grupo social que es su familia, cumpliendo con determinadas funciones y comportamientos que son guiados por Los padres, hermanos, etc.

En segunda instancia se encuentran Los grupos de referencia secundarios; como son las amistades y la escuela, es decir, el contacto con grupos diferentes que amplían o limitan el desarrollo, el conocimiento, y las expectativas Del individuo en un grupo social determinado, mediante factores socioeconómicos culturales, Los cuales delimitaran su función social posterior.
Dentro de Los grupos de referencia terciarios se cuentan Los medios masivos de comunicación que moldean el carácter, así como las pautas y expectativas sociales a seguir, dentro de un contexto cronológico o temporal. El comportamiento expectativa de vida Del individuo se da en una época determinada y dentro de un grupo social específico, con limitantes que estarán dadas por su nacimiento y grado de desarrollo en el nivel socioeconómico al cual pertenezca, o bien por el grado de superación que motive sus actos, ya sea para crecer, permanecer o estancarse.

6. Factores Psicológicos Del Consumidor

Estos son Los motivadores potenciales que permiten al individuo tomar decisiones, todo sobre la base de lo anteriormente presentado.
6.1 Factores Psicológicos.
6.1.1 La motivación. Para entender por qué compra la gente, primero tenemos que preguntarnos porque un individuo realiza una acción, claro la respuesta va a ser porque siente una necesidad. Toda conducta comienza con una necesidad. La motivación es una necesidad lo suficientemente estimulada como para impulsar al individuo a buscar la satisfacción.
Los motivos los podemos agrupar en dos grandes categorías:
Ø  Necesidades activadas a partir de estados fisiológicos de tensión, ej. El sueño.
Ø  Necesidades activadas a partir de estados psicológicos, ej. Necesidad de afecto y respeto.
Algo importante es la jerarquía de las necesidades de Maslow, el cual reconoció que una persona normal tendrá que buscar la satisfacción simultanea de sus necesidades en diversos niveles y que rara vez logrará satisfacerlas todas en un mismo nivel. Con todo, la jerarquía indica que hay que satisfacer razonablemente la mayor parte de las necesidades de un nivel antes de que el sujeto se sienta motivado a llegar a otro nivel.
Según Maslow primero están las necesidades de autorrealización, segundo las necesidades de estima, de reputación de prestigio, tercero las de pertenencia y amor, cuarto las de seguridad y por último las fisiológicas.
6.1.2 Percepción: Percepción es el proceso de recibir, organizar y dar significado a la información o estímulos detectados por nuestros cinco sentidos. Todos los días entramos en contacto con una extraordinaria cantidad de estímulos de marketing. Pero el proceso perceptual es selectivo en formas muy concretas. El proceso de selectividad tiene muchas implicaciones para la comunicación. Por ejemplo si se quiere captar y conservar la atención, un anuncio ha de ser lo bastante atractivo para estimular al consumidor a que busque mas información. Si es demasiado conocido, simplemente será ignorado. Por otra parte, si resulta demasiado complejo, se pensará que no vale la pena perder el tiempo y esfuerzo para entenderlo. Por lo tanto la meta es lograr una primera expresión ligeramente ambigua que despierte el interés.

7. Factores Sociales y Culturales

Este es un factor que debe analizarse como el lugar a donde pertenece el individuo, su forma de pensar dentro de un grupo social específico, tradiciones, cultura y nivel socioeconómico; si se analiza el individuo desde esta perspectiva se sabrá cómo dirigirse a los diferentes grupos sociales dentro de una comunidad, lo cual anticipará al empresario a conocer lo que el cliente necesita y espera, como además de manejar su modo de ver la vida para lograr posicionarse en Los diversos mercados.
7.1 Factores Sociales Y De Grupo Es indiscutible que los factores sociales y los grupos rigen en gran medida las formas en que pensamos, creemos y obramos. Y nuestras decisiones individuales de compra se ven afectadas por las fuerzas sociales que nos rodean, a continuación una serie de influencias por las que pasamos a la hora de comprar:
Influencias culturales: una forma diferente de definir cultura es que es un complejo de símbolos y artefactos creados por la sociedad y transmitidos de generación en generación como determinantes y reguladores del comportamiento humano. Estos símbolos pueden ser intangibles como lo son las actitudes, creencias, valores, idioma, etc. o tangibles como herramientas, vivienda, obras de arte, etc. esto incluye los actos instintivos.  Las culturas varían a lo largo del tiempo, a medida que los viejos patrones paulatinamente van siendo reemplazados por otros. A continuación algunas tendencias en el comportamiento de compra:
v  La importancia del tiempo, este ha cobrado tanta importancia como el dinero.
v  Las familias con doble ingreso son la norma, familias donde el padre y la madre trabajan.
v  Los roles de los sexos empiezan a perder su identidad, o sea que ya no esta tan marcada la diferenciación en todo del hombre y de la mujer.
7.2 Influencias de las subculturas Las subculturas son grupos dentro de una cultura que muestran patrones conductuales especiales que las distinguen del resto de los grupos pertenecientes a una misma cultura. Los factores conductuales que las diferencian se fundan en factores como raza, nacionalidad, religión e identificación urbana-suburbana.
7.3 Factores relacionados con la clase social Una clase social es una clasificación dentro de una sociedad, determinada por los integrantes de esta última. Clase alta: son personas adineradas, a la mayoría de las veces con riquezas heredadas, otras veces ejecutivos que hacen fortuna o dueños de grandes negocios. Los representantes de esta clase social compran en tiendas de lujo, compran bienes y servicios caros, pero no hacen ostentación de su riqueza.
La clase media alta: está compuesta de hombre de negocios moderadamente exitosos, de profesionales y de propietarios de medianas compañías. Compran de forma más conspicuo que las de la clase alta. Adquieren productos que denotan estatus.
La clase media baja: está constituida por oficinistas, vendedores, maestros, etc., esta clase compra lo popular.
La clase baja alta: está constituida por obreros y trabajadores semicalificados. Son personas muy vinculadas a su familia por el apoyo económico y emocional que de ella reciben.
La clase baja: esta clase social las compras no se basan en consideraciones económicas.

8. Otros Factores:

8.1 Status Este factor es uno de Los más influyentes dentro de la psicología de Los consumidores, ya que mediante Los medios de comunicación se deja una imagen mental de lo que el individuo debe buscar como modelo de una vida a seguir, por tanto, provoca que Los Diferentes estratos socioeconómicos aspiren a esa forma de vida causando el consumo. Si este disparador es bien aplicado por el empresario la clientela siempre buscará estar dentro Del estándar de consumidores de ese o esos productos; por lo mismo, se debe buscar hacer notar la importancia de este producto para mantenerse dentro de ese status.
8.2 Procesos mentales Del consumidor El factor ataca Los procesos mentales Del individuo para que este prevea posibles problemas que se le podrían presentar tanto con sus seres queridos, como en sus expectativas; por ejemplo, la venta de seguros para la seguridad familiar, la necesidad de usar tal o cual producto para dar la apariencia deseada y ser querido, etc., por tanto éste es considerando como un excelente manipulador de la clientela para crear adicción y consumo de productos.
8.3 Factor de necesidad Este factor se basa en mostrar lo necesario que es el consumo de un producto para la vida cotidiana, dentro Del cual existe una variante que es: el producto de necesidad creado, en el cual se busca formar la exigencia de un producto; aunque en realidad éste no sea de primera necesidad, haciendo mención de las características, tecnología, servicio, apariencia, utilidad, costo, etc.
8.4 Estandarización o masificación Este factor se posiciona en la mente Del consumidor, haciéndole notar que el producto que se oferta es adquirido o usado por todos o por una masa de gente; utilizando frases como: ¿Usted aun no lo tiene?, ¿Qué espera?, Etc., esperando que el consumidor tome la decisión de obtener el producto o servicio.
8.5 Tecnología En este se busca hacer alarde de la tecnología para el mejoramiento en la calidad de vida o servicio, provocando que el consumidor busque tomar la decisión de adquirir la comodidad, la eficiencia y la simplificación Del trabajo; siendo suficiente causal para que el consumidor tome la decisión de adquirirlo.

8.6 Pertenencia Es el factor psicológico que ataca el ego personal Del consumidor potencia, haciéndole notar que para lograr una posición efectiva, un status o lograr la pertenencia de un grupo específico, debe obtener el producto o servicio ofertado para ser reconocido o aceptado; además éste implica el factor querer ser, lo cual orilla al consumidor al tomar la decisión de compra. En este aspecto de posicionamiento psicológico el consumidor es orillado a necesitar de un producto para, aparentemente, lograr un cambio que le llevará, ya sea, el éxito personal, interpersonal, afectivo, de posición monetaria, de aceptación, de seguridad, etc..

9. Valor Del Targed Marketing

Dirigir Los esfuerzos de marketing a clientes con un alto volumen de compra o clientes especialmente receptivos es una de las mejores formas de incrementar la rentabilidad de la inversión en marketing.
Tanto si el objetivo es la obtención de nuevos clientes o la retención de Los ya existentes. La identificación precisa de clientes receptivos puede incrementar dramáticamente  el rendimiento de la inversión al obtener la mayor parte Del valor por una fracción Del coste.
La percepción clara Del comportamiento de compra puede jugar un papel muy importante en la exactitud predictiva Del modelo de marketing. Es el principal motivo para combinar técnicas estadísticas con el conocimiento Del comportamiento Del consumidor haciendo estas técnicas estadísticas más precisas.


lunes, 4 de julio de 2011

CICLO VI- FILOSOFIA- TALLER DE JULIO - MAÑANA

INSTITUTO ISEE

ASIGNATURA:
FILOSOFIA
CICLO :
VI
DOCENTE:
GLADYS BAENA PELAEZ -  TALLER  DE JULIO


JORNADA:
MAÑANA
TEMA:
DESARROLLO POLITICO EN AMERICA Y EN EL MUNDO SIGLO XX
                                              
OBJETIVOS:
INTRODUCCION:
DESARROLLO ECONOMICO Y POLITICO EN AMERICA

Las transformaciones sociales del siglo XX

Alain Touraine*

Tengo plena conciencia de la gran responsabilidad que he asumido al plantear aquí ante ustedes algunas consideraciones sobre las tendencias dominantes en nuestras sociedades. Lo hago con la esperanza de que el conocimiento y análisis de dichas tendencias abonarán el terreno para algún tipo de intervención en este proceso.
Estoy de acuerdo con aquella antigua definición que trata a las ciencias sociales como "ciencias de las políticas" ("policy sciences"). Debemos reconocer, no obstante, y éste será mi punto de partida, que la situación en que vivimos ya no es comparable a aquella otra, que tanto ha perdurado y en la que los factores económicos daban origen a conflictos sociales y luego a mecanismos para su institucionalización y tratamiento legal o contractual. Este modelo, generalmente denominado modelo democrático social, ya no corresponde a la realidad, incluso para las numerosas personas que lo apoyan y que consideran que, de una u otra manera, se deberá revitalizar. Sin embargo, para comenzar a entender ciertas tendencias predominantes, creo que antes debemos identificar la situación de la que hablamos y ver cómo podemos definirla.
Lo expondré de forma esquemática. Imaginemos que nuestro encuentro se produce en 1894. ¿Cuál era la situación reinante hacia finales del siglo XIX? El poder era de naturaleza económica y estaba centrado en la City de Londres. Contra ese poder fundamentalmente económico, las fuerzas del cambio y los movimientos eran políticos e ideológicos (movimientos de clase, movimientos de liberación nacional y un incipiente movimiento feminista). También existían movimientos que desafiaban la dominación capitalista desde un enfoque intelectual o cultural. Ahora, la situación se ha invertido, porque esas protestas o movimientos revolucionarios, por lo general, vivieron su auge a comienzos del siglo XX. En casi todas partes, el poder del dinero ha sido reemplazado por el poder del Estado. Estos Estados, que podríamos definir como voluntaristas o de movilización, adoptaron una amplia variedad de formas, desde lo mejor hasta lo peor. En Europa y otros países hemos vivido un periodo de gobiernos socialdemócratas, que adoptaron sus formas más elaboradas en los países escandinavos. Unos años más tarde, se instauró el amplio dominio de los regímenes comunistas. En otros lugares surgió el poder de los Estados nacionalistas anticolonialistas o poscoloniales, mientras que en América Latina y en otras regiones del mundo nacieron regímenes 'nacionalistas-populistas'. A estas categorías debemos sumar otras dos muy diferentes, de hecho opuestas, que han desempeñado un papel igualmente importante. Una de ellas son los Estados autoritarios tradicionalistas que prevalecieron en el Mediterráneo europeo, especialmente en España, Portugal y Grecia durante un periodo relativamente largo, y en Francia durante algunos años; la otra son los Estados fascistas o los imperialistas al estilo japonés, que dominaron la historia mundial tan dramáticamente en los años 30 y 40 de este siglo.
En la actualidad, concretamente desde los años 60 ó 70, nos encontramos en una fase caracterizada principalmente por el declive de estos Estados voluntaristas y movilizadores. Hace un siglo, se desafiaba al poder capitalista, y los actores políticos y sociales conocían un movimiento de auge, mientras que hoy sucede todo lo contrario. De esto se desprende que, en primer lugar (y esto regirá una buena parte de nuestros análisis) debemos reconocer que mientras hace un siglo el escenario histórico estaba tomado por actores políticos, ideológicos e intelectuales, en la actualidad éstos comienzan a escasear. Las fuerzas de transformación, considerando el declive de los Estados de movilización y voluntaristas, son hoy esencialmente de carácter económico. Por ello, de una forma u otra, dominan en todo el mundo las políticas de ajuste de corte liberal ortodoxo. Los regímenes socialdemócratas que aún se mantienen en el poder han tenido éxito porque han adoptado las políticas liberales. Es lo que ha sucedido en Australia, España y también en Francia. Incluso en los países antiguamente llamados comunistas, constatamos las formas más extremas de las políticas liberales ultra ortodoxas. Pienso en China, Viet Nam y Cuba, que también intentan atraer capitales extranjeros.
Otros países no han llevado el capitalismo a estos extremos, pero en todas partes, desde Europa del Este hasta América Latina, reconocemos esta gran inversión de las tendencias históricas. La forma que adopta es a veces moderada y otras extrema, pero ahora estamos siendo testigos del ocaso del Estado de movilización. Debo agregar de inmediato que esto, desde luego, no significa que ahora el mundo está unido y que ha adscrito a un modelo único que señala el fin de la Historia, un modelo basado en una combinación de economía de mercado, democracia liberal, tolerancia cultural y secularización. Esta fue la visión de la situación mundial que sostuvieron algunos observadores durante sólo un par de años. Dos ideas resumen la situación actual. La primera, que en mi opinión es fundamental, es que este auge del liberalismo que ha logrado acabar con el Estado de movilización, no prefigura la construcción de un modelo alternativo de sociedad. Se trata más bien de una fase de barrido y eliminación. Es decir, no es un modelo, porque el liberalismo no tiene un modelo de sociedad. Todos los controles que el mundo de la política ejercía sobre la economía están siendo eliminados, ya sea por razones políticas o ideológicas, o como respuesta a los intereses de influyentes grupos de presión y de nomenclaturas. Esto tiene una importancia fundamental, e incluso me atrevería a decir que parece casi imposible, a la luz de la experiencia actual, no pasar por este proceso de dimensión mundial. Los pocos países que han intentado sustraerse a este proceso son los que hoy en día conocen más dificultades. El coste social de este rechazo o retraso es abrumador. Por lo tanto, aunque nos opongamos a esta forma de desarrollo y aunque deseemos algo diferente, el fenómeno existe. Ya no tiene sentido pensar en la conveniencia de dar el salto hacia el liberalismo, puesto que casi todos los países ya lo han dado.
Ahora se trata de cómo reconstruir el control social sobre la actividad económica. La primera observación que formularía antes de abordar esta cuestión, es que actualmente asistimos a una especie de proletarización a nivel global. Me refiero a la destrucción o 'deconstrucción' de los controles políticos, ideológicos y legales, con el resultado de que el mundo en su totalidad se está dividiendo en dos, o se está convirtiendo en un fenómeno 'dual', como lo expresarían algunos latinoamericanos. En cada uno de los individuos, en cada ciudad y país, en un nivel global, vemos cada vez más claramente una diferenciación entre las actividades que forman parte del sistema de intercambio mundial y las actividades marginadas, excluidas o "informales", cualquiera sea el término adoptado. En cada uno de nosotros hay una parte que se entrega al juego de la razón instrumental y la tecnología, y otra parte que ha sido marginada, o encerrada junto a todo aquello que es reprimido por este mundo de racionalidad instrumental, es decir, junto a las raíces culturales, la identidad personal, la sexualidad y la fantasía.
Por lo tanto, nos parece (y es importante reconocer esto desde el comienzo) que nos encontramos en un mundo al borde de la guerra civil mundial. Ya no se trata de una guerra entre los Dos Grandes, ni de dos bandos en pugna, sino de una guerra civil. Esto quiere decir que el sistema mundial se encuentra dividido y se está volviendo contra sí mismo. Sobre la base de este resumen de la situación histórica, cuya brevedad, espero, el lector perdonará, quisiera destacar las principales tendencias de los cambios que actualmente experimentamos. Esto que acabo de afirmar me conduce a identificar tres aspectos principales, o tres grandes líneas de reflexión.
En primer lugar, la dimensión mundial del fenómeno ha originado, como he mencionado al principio, la rápida destrucción de los sistemas de control de la actividad económica (los sistemas políticos, sociales, legales y culturales). Para decirlo sin ambages, están desapareciendo instituciones de todo tipo. Esto nos lleva al segundo aspecto. Debido a la desaparición de estos sistemas de control, vemos cómo triunfa, en sus formas más diversas y contradictorias, lo que no podemos definir sino como individualismo. La idea de los ciudadanos como individuos identificados independientemente de los grupos sociales y culturales tradicionales a los que pertenecían, era un rasgo de los estratos medios y altos en algunos países, incluidos por la filosofía de la ilustración. Ahora los ciudadanos se han transformado en consumidores, y ésta es una realidad que cabe reconocer a nivel global. En lo que se refiere al tercer aspecto, las fisuras y fracturas que acabo de mencionar aparecen y se extienden en un mundo sin instituciones, un mundo cuya perspectiva es a la vez global e individual.
Como podemos observar, las tres líneas de reflexión que acabo de describir tienen un aspecto fundamental en común. Tiene que ver con cambios culturales, no con cambios sociales, y creo que ésta es la principal diferencia entre finales del siglo XIX y finales del siglo XX: En las postrimerías del siglo XIX, los actores, desafíos, problemas y soluciones eran sociales. El contexto estaba definido por el trabajo, la producción y las relaciones de producción, las clases sociales, los derechos sociales, el derecho al trabajo, etc. En la actualidad, diría que los problemas que observamos tienen que ver con los fines de la actividad colectiva y no con los medios y que, por lo tanto, generan problemas relacionados con la cultura y la personalidad. Esto está vinculado al hecho básico de que durante el siglo pasado nuestros esfuerzos para transformar el mundo repercutían fundamentalmente en la naturaleza, mientras que los nuevos poderes de transformación repercuten fundamentalmente sobre los seres humanos, con el resultado de que si bien antes éramos dueños y amos de la naturaleza, como decía Descartes, ahora actuamos sobre la realidad de la cultura, la personalidad y el individuo, los cuerpos y las mentes de los seres humanos. Nuestros esfuerzos incluyen no sólo en las técnicas y los instrumentos, sino también en los valores y las normas.
Quisiera volver a referirme a los tres aspectos que acabo de definir y que me parecen los más importantes. El primero de ellos es el debilitamiento del control social y político. Hemos llegado al final del camino en cuyo comienzo las sociedades se organizaban como mecanismos de reproducción social o de control social. Actualmente vivimos en sociedades de producción o transformación, sociedades en permanente cambio que jamás alcanzan un equilibrio en el plano del orden social. Esto produce un aumento espectacular de un fenómeno denominado anomia, definido a finales del siglo XIX por uno de los padres fundadores de la sociología, y entendido como una descomposición de los sistemas normativos y un sentimiento de pérdida de raíces en los individuos que ya no se someten internamente a esas normas. Nos encontramos en un mundo de movilidad, de migraciones y cambiantes modelos de consumo. El poder de los mercados despierta reacciones defensivas que pueden ser evaluadas, y de hecho deben serlo, de maneras muy diferentes. Estas reacciones distan mucho de ser uniformes, pero provocan una oscilación vacilante y permanente entre los atractivos del progreso y los atractivos de la tradición. Para plantearlo de forma más explícita, en esta región del mundo donde nos encontramos ahora, en Holanda, el Reino Unido, Francia y, agregaría, Estados Unidos, es decir en los países que inventaron las formas modernas de la democracia, hemos creado un equilibrio notable, y probablemente excepcional, entre tradición y progreso, entre lo local y lo global, o en todo caso lo universal, que ha durado un tiempo razonablemente largo. Cada uno de los grandes países europeos se constituyó como tal a partir de países más pequeños, o de las sociedades locales. Estos países eran multiculturales, multiétnicos, y heterogéneos. Sería necesario recordar, para pensar en un ejemplo extremo, que cuando Italia fue unificada sólo el 2,5% de su población hablaba italiano. O que en la época de la Revolución Francesa más de la mitad de la población no hablaba francés. En países nuevos como Estados Unidos jamás se ha conocido una situación de este tipo. Debería agregar que entre una comarca de Alemania y otra, o las diferencias entre una región y otra de Inglaterra, Francia, Italia o España eran tan grandes que la comunicación era escasa y dificultosa. Sin embargo, de este periodo data la formación de las monarquías absolutas a nivel nacional o a otros niveles, la creación de la burocracia, el Estado moderno, la educación, la racionalización al estilo moderno de las ideas e instituciones, así como la generalización de los principales modelos Bildung, que tomaron el relevo de las grandes líneas del concepto griego de paideia mezcla de tradiciones populares e ilustración, de identidades colectivas y referencias a la razón y la democracia.
Este equilibrio político entre progreso y tradición, entre ser y hacer, entre atributos y logros, se ha modificado. Nos encontramos en una sociedad de logros, aunque también asistimos a un retorno a los atributos, a la pertenencia en términos de la identidad nacional, étnica, religiosa, local, sexual y familiar. De modo que podríamos decir que existe una disociación entre cuerpo y mente, entre memoria y juicio. Aquello que solíamos llamar modernidad, humanismo o democracia se caracterizaba, insisto, por la integración y, desde luego, no por la agresiva victoria de un elemento sobre otro, como se ha afirmado. Hoy en día, se ensancha la brecha entre quienes viven en un mundo de cambio y de mercados, y quienes viven en una identidad restablecida violentamente, de una cultura individual o colectiva.
Esto nos lleva al segundo aspecto. He hablado de individualismo, y debería definirlo en términos similares a los que acabo de usar. En términos culturales, el mundo actual vio la luz cuando descubrimos que el individuo y la sociedad no se correspondían. Como bien sabemos, dos pensadores destacan en este plano de ideas: Nietzsche y Freud. Fueron ellos quienes nos dijeron que el individuo no era, a diferencia de lo que postulaba el periodo clásico, un ser en el que las pasiones estaban sometidas a la razón, un ser que se comportaba, por así decir, de la misma manera que Dios cuando creó el mundo. Al contrario, el drama de la existencia humana estaba anclado en el conflicto entre el Es y el Überich, entre el id y el superego. Utilizo el término 'id', que fue formulado por Nietzsche y después tomado en préstamo por Freud. El mundo de Eros, de la libido, y el mundo de la organización racional, así como el principio del placer y el principio de realidad, están regidos por un antagonismo, y la existencia humana, tanto en su vertiente individual como colectiva, es el tratamiento ineluctablemente defectuoso de este antagonismo. Estamos lejos de la idea griega o clásica del individuo, según la cual la sociedad, el individuo y el mundo se encontraban en armonía como manifestaciones diferentes de la razón.
El resultado es que asistimos al nacimiento de lo que Benjamin Constant, en 1819, definió como democracia de los Modernos, por oposición a una democracia de los Antiguos, de los griegos o romanos, o incluso la de la Revolución Francesa, una democracia fundada en la conciencia cívica de los ciudadanos. Ninguno de nosotros definiría actualmente la democracia como el gobierno de los ciudadanos. Todos definiríamos la democracia, de una u otra manera, como el respeto del Estado por los derechos humanos. Esto quiere decir que, con el tiempo, la larga polémica entre lo que llamamos libertad positiva y libertad negativa, diría que se ha saldado a favor de la escuela inglesa de pensamiento, la de Berlen o Popper. En otras palabras, queremos, por encima de cualquier cosa, vivir en un régimen en el que nadie pueda alcanzar el poder o permanecer en el poder contra la voluntad de la mayoría. Esto es, literalmente, lo que la escuela inglesa de pensamiento denomina libertad negativa, la libertad que no permite la existencia de la anti-libertad, que impide que un régimen autoritario llegue al poder o se entronice en él. De modo que vivimos en un mundo en el que no basta con apelar, como hicimos en el pasado, al espíritu de reconciliación, o a la participación del pueblo en un régimen, y huelga decir que un término como 'democracia popular' parece inconcebible.
El tercer aspecto, que abordaré brevemente, es que el triunfo de este tipo de individuación es el rasgo distintivo verdaderamente cultural de nuestro tiempo y una nueva manzana de la discordia en el seno de la comunidad. La cuestión es, sin duda, la individuación. Hace unos años, el filósofo Jean-François Lyotard encontró un gran eco cuando habló del final de las grandes ideologías históricas, las ideologías del liberalismo, el socialismo y, sin duda, de otras. Creo que Lyotard sólo acertó a medias, porque si bien es cierto que asistimos al ocaso de las grandes ideologías históricas, éstas han sido reemplazadas por el reconocimiento de la vida de los individuos como ideología, y hablo aquí de formulaciones que han alcanzado popularidad, especialmente las de Alistair MacIntyre y Paul Ricoeur. Todos intentamos individual y colectivamente, hacer de nuestras vidas una narrativa, es decir, darles un sentido. Intentamos darle importancia a cada acción en relación a la construcción del significado general de la autorreferencia de las vidas individuales. Todos compartimos la conciencia de la individuación. Nuestros esfuerzos ya no se centran, en ningún caso, en la supremacía de la razón, en el desarrollo de un sentido de la historia o en el cumplimiento de la voluntad divina, aunque hay quienes observen esta definición de valores en una determinada sociedad. Todas estas formulaciones están hoy en día subordinadas al esfuerzo de garantizar a los individuos y a las comunidades la libertad para construir el sentido de su propia existencia.
Sin embargo, es precisamente en torno a este punto que surgen los principales conflictos. Los conflictos de nuestro tiempo no versan sobre la propiedad de los medios de producción sino sobre la apropiación de la individuación. Hay quienes piensan que ser un individuo significa liberarse de las garras de determinadas identidades de grupo, y gozar de las bondades del consumo y la comunicación. Para ellos, el punto cúlmine de la individuación consiste en responder a las demandas y necesidades que se expresan en el mercado, o incluso fuera del mercado. Otros piensan que consiste en permitir a cada individuo y comunidad que no se le identifique en términos de factores externos, por el mercado ni por los amos del mercado, y permitir a cada cual construir su propia experiencia combinando, como he planteado, la memoria con el juicio, las referencias a la identidad colectiva con el desarrollo de las aspiraciones individuales. El campo de batalla, y el lugar donde se encuentran las soluciones y se inauguran los procesos de institucionalización, ya no es la nación o la humanidad. Es el individuo, y aquello a que aspiramos en la actualidad son formas de vida comunitaria que permitan a todos, en la medida de lo posible, ejercer su capacidad para definirse a sí mismos como sujetos. Podría mencionar, por ejemplo, una idea tan sencilla e importante como la que brindaba John Rawls en un libro publicado recientemente, Political Liberalism. Aquello que llamamos democracia, dice Rawls, no es sino conseguir que personas con diferentes creencias y convicciones vivan juntas, es decir, acogidas a las mismas leyes. Esto significa que la ley de la mayoría debe permitir la existencia de un espacio donde se respeten las minorías; la afirmación de la identidad debe coexistir junto al reconocimiento del otro. Esto es mucho más que tolerancia, es la célebre 'política de reconocimiento' de Charles Taylor.
Esto supone reconocer que la democracia no es el 'poder para el pueblo'. No es, como diría Claude Lefort, una cuestión de sentar a otra persona en el trono sino de eliminar el trono, de abolirlo, y también abolir el centro, y ampliar todo lo posible la gestión de la diversidad. Nuestra imagen de la democracia es una imagen antijacobina. Es el reconocimiento del otro y el reconocimiento de la diferencia en la comunidad, tanto en lo que concierne a las leyes como a las orientaciones culturales. He ahí la definición de lo que buscamos.
No se trata de una mera cuestión de procedimientos, ni siquiera en el sentido más noble de la palabra. Me gustaría llamarla, con Marcel Mauss, la recomposición del mundo. Durante mucho tiempo, especialmente en Europa, se creía que la modernidad exigía hacer tabula rasa, que era algo revolucionario y que se debería abolir el pasado. ¡Acabar con el pasado! Las cosas nuevas se construyen con lo nuevo, tal era la idea tradicional de desarrollo. Ahora sabemos que siempre se construyen cosas nuevas con otras viejas, y que la modernidad no consiste en borrar el pasado, sino en incorporar todo lo posible del pasado en todo lo posible del futuro. En Europa, al comienzo de la revolución industrial, en los años en que Watt desarrollaba su motor a vapor, comenzaban también las primeras excavaciones arqueológicas a gran escala. Y sólo después de la Revolución Francesa el conjunto de Europa ingresó en la era de la modernidad política, y fue entonces que por primera vez las catedrales góticas fueron reconstruidas y admiradas. El signo más seguro de que nuestros países entraban en la era de la modernidad era su interés por el pasado. En la actualidad en París, que se ha querido modernizar, en los últimos 20 años se ha creado un conjunto de grandes museos.
El museo es una de las instituciones más modernas porque representa el lugar (y pienso en museos tan sobresalientes como el que construyó De Mesnil en Texas) donde encontramos una pluralidad de culturas, donde reconocemos los valores de culturas que no podemos comprender en profundidad, porque no conocemos lo suficiente acerca de Oceanía, los aztecas, el arte medieval, la Grecia antigua o el arte chino o indonesio del mismo periodo. A la vez, pensamos que es esencial instaurar el diálogo con otras culturas. Esto quiere decir que reconocemos que todas las culturas representan el esfuerzo de aunar racionalidad e identidad, o, como afirmaba Auguste Comte, orden y progreso.
Quisiera terminar con esta idea. Creo que debido al hecho de que no adoptamos la perspectiva historicista o evolucionista que predominaba a finales del siglo XIX, lo que ahora buscamos es prácticamente lo mismo que aquel sueño del siglo XVIII, en tiempos de Kant. Se trata de recuperar el sentido de la paz, y el sentido de la unidad de un mundo que no debe estar dividido. Creo que estamos viviendo una división mucho más profunda y fundamental del mundo que la que vivió Europa en el siglo XIX. Por lo tanto, antes que nada deberíamos intentar reconstruir aquello que se ha separado y trabajar por la reconciliación.
Hace unos años, mientras se preparaban para un plebiscito de vital importancia, los sociólogos chilenos llevaron a cabo unas investigaciones, y llegaron a la conclusión de que la gente deseaba la reconciliación, la reconstrucción de un sentimiento de ciudadanía que disminuyera las distancias sociales, culturales y políticas, de modo que se recuperara el sentido de pertenencia a un mismo conjunto, en una corresponsabilidad con el mundo. Es lo mismo que hoy dicen los ecologistas. Junto a otros grupos sociales, las mujeres tal vez con más insistencia que los hombres, nos han dicho que la igualdad también supone el reconocimiento de la diferencia y la identidad.
Estos son nuestros problemas, a saber, la ruptura de los vínculos institucionales, sociales y culturales, la liberación del individualismo, la liberación del placer, la felicidad y la individuación. Al mismo tiempo, asistimos a la proliferación de conflictos a nivel global, nacional, local e individual, entre interpretaciones contradictorias de esa individuación. Debido al hecho de que estos problemas son más culturales que sociales, todos contamos con el compromiso de vuestra reflexión y con las iniciativas de UNESCO para alcanzar el progreso tan urgente y necesario en su consideración, análisis y solución.
DESARROLLO POLITICO Y ECONOMICO EN EL MUNDO A FINALES DEL SIGLO XX

El fin de la prosperidad:
La quiebra de la Bolsa de Nueva York
A medida que la prosperidad aumentaba, los empresarios buscaron nuevas negocios para invertir sus ganancias.  Prestaban dinero a Alemania y a otros países e instalaban sus industrias en el extranjero (la Argentina y Brasil, entre otros).  También invertían en maquinarias que permitían aumentar la producción.  Desde que advirtieron que tendrían dificultades para vender tanta mercadería, comenzaron a invertir en bienes de lujo, como joyas o yates, y en negocios especulativos.  La compra de acciones en la bolsa se fue transformando en uno los más rentables.  Muchas veces, para comprar acciones, los empresarios pedían créditos a los bancos.  Debido a que la ganancia de las acciones podía llegar a un 50% anual y el interés que debían pagar por los créditos ban­carios era del 12%, los beneficios que obtenían eran enormes.
A fines de la década, la prosperidad, que antes estaba basada en el desarrollo industrial, pasó a depender de la especulación. En 1928, algunos síntomas hacían prever que la economía estaba en peligro.  Los ingresos de la población no habían subido tanto como para que el consu­mo siguiera creciendo.  Los almacenes estaban llenos de mercaderías que no podían ser vendidas y muchas fábricas comenzaron a despedir a sus trabajadores.  Sin embargo, en la bolsa seguía la fiesta especulativa.  Los precios a que se vendían las acciones no reflejaban la situación económica real de las empresas.  Aunque el crecimiento de muchas de ellas se había detenido, sus acciones seguían subiendo porque había una gran demanda de los especuladores.  Nadie pudo o quiso darse cuenta de la gravedad de la situación.  Cuando en octubre de 1929 la Bolsa de Nueva York quebró, la crisis fue inevitable y se extendió al sistema bancario, a la indus­tria, el comercio y al agro estadounidenses.  Sus consecuencias se sintieron también en todo el mundo y perduraron hasta la Segunda Guerra Mundial.

EL NEW DEAL: Como se decía antes, en octubre de 1929 se produjo la quiebra de la Bolsa de Nueva York.  El precio de las acciones que allí se negociaban bajó espectacularmente y muchos particulares y empresarios perdieron grandes fortunas.  En los meses siguientes, la crisis en la bolsa afectó las actividades bancarias, industriales, comer­ciales y agrarias.  La desocupación creció hasta niveles inimaginados.
 
Ante esta difícil situación, los inversores estadounidenses retiraron sus capitales de Europa y de otras partes del mundo.  El comercio de Estados Unidos con el exterior también disminuyó.  De esta manera, la crisis se extendió a otros países.  Sus efectos comenzaron a sentirse fuertemente en aquellos que, como Alemania, tenían una mayor relación con Estados Unidos, pero afectaron tam­bién al resto de Europa, a América latina y, en mayor o menor medida, al mundo entero.

En los países industriales la producción descendió.  Muchas fábricas cerraron y una gran cantidad de trabajadores se quedó sin empleo.  En el campo, los precios agrícolas bajaron y muchos agricultores perdieron sus tierras.  Los Estados tuvieron que intervenir para, sostener una economía que se tam­baleaba.  La primera reacción consistió en disminuir las importaciones para proteger la producción nacional.  El objetivo era lograr la autarquía, es decir, el autoabastecimiento, y a la vez estimular las exportaciones.

Para combatir la desocupación, los Estados emprendieron la construcción de obras públicas y limitaron el ingreso de inmigrantes.

En todos los países, la crisis económica fue acompañada por una crisis política y social.  Las huelgas aumentaron y los enfrentamientos políticos se agudizaron.  La fe y la confianza en el liberalismo para dar respuesta a las necesidades de la población comenzó a debilitarse.  En algunos países se ensa­yaron nuevas alternativas políticas.  En Alemania y Japón los sistemas parlamentarios fueron reemplazados por Estados fascistas.  En Inglaterra y Francia, los parlamentos sobrevivieron, aunque debilitados.  Conservadores y socialistas se alternaban en el gobierno sin encontrar respuestas a la crisis.  Además, debían enfrentar el ataque de los grupos fascistas, admiradores de Mussolini y Hitler, quienes para terminar con los conflictos sociales reclamaban el establecimiento de gobiernos fuertes.  Los partidos comunistas también atacaban el sistema político.  Sostenían que la depresión económica era la consecuencia inevitable del sistema capitalista y que sólo la revolución social pondría fin a los sufrimientos de la población.
Al cabo de unos años, aunque con dificultades, Gran Bretaña, Francia, Japón y Alemania, lograron recuperarse.  En Estados Unidos, la crisis fue más profunda y la recuperación más lenta.
 Las respuestas a la crisis en Estados Unidos: el New Deal
 La crisis económica en Estados Unidos alcanzó niveles de catástrofe.  La producción industrial se redujo en un 50%, las ventas de automóviles cayeron un 65% y la desocupación aumentó de 1,5 millones a 13 millones.  La agricultura fue uno de los sectores más afectados.  Entre 1929 y 1932, los beneficios de los agricultores disminuyeron en un 70%.  Muchos perdieron sus tierras y emigraron por ejemplo, a California a cosechar frutas.
 En las ciudades, la situación no era mejor.  Millares de familias fueron desalo­jadas de sus viviendas por no poder pagar los alquileres.  Algunas terminaron viviendo en casas de cartón y lata.  Otras dormían directamente en las veredas o sobre catres proporcionados por las autoridades municipales.

Gobernaba el país el presidente Hoover, del Partido Republicano.  Hoover con­sideraba que la crisis era pasajera y que no era necesaria la intervención del Estado para recuperar el equilibrio económico.  Su pasividad fue pronto castigada.  En las elecciones de 1932, los ciudadanos expresaron su indignación votando en favor del Partido Demócrata.  Su candidato, Fran­klin Delano Roosevelt, había prometido profundos cambios para superar la crisis.
 
Una vez en el gobierno, Roosevelt aplicó un programa de gobierno conocido como New Deal ("barajar de nuevo").  Consistía en una serie de enér­gicas medidas, cuyo objetivo era poner nuevamente en marcha la economía y socorrer a los más necesitados.  Para aliviar la situación de los agricultores, se redujo la producción agrícola lo que permitió elevar los precios de las cosechas.  Para atacar la desocupación se pusieron en marcha obras públicas, como escuelas, calles y parques de recreación, que dieron empleo a muchos trabajadores.  Además, se construyeron diques, centrales hidroeléctricas y complejos industriales para reactivar las economías regionales.  El Estado firmó acuerdos con empresarios y trabajadores para establecer precios máximos a los productos industriales y fijar salarios mínimos; además, creó el seguro de desempleo, vejez y enfermedad, y suprimió el trabajo infantil.  En materia la­boral, legalizó los sindicatos y garantizó el derecho de huelga.
Las medidas adoptadas por Roosevelt aliviaron en parte la situación de los sectores más necesitados.  Sin embargo, los graves problemas económicos originados por la crisis no pudieron solucionarse.  Recién en 1940 la producción alcanzó los niveles anteriores a la crisis y esta recuperación estuvo vinculada con el crecimiento de la industria armamentista.  Por entonces, la Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo.

EL "ESTADO DE BIENESTAR"' Y LA  EXPANSIÓN ECONOMICA
La distensión de la guerra fría fue posible, además, por el gran desarrollo económico que se produjo en todos los países industriales a partir de mediados de la década de 1950.  Los de mayor crecimiento fueron los que más habían sido perjudicados por la guerra: los países europeos y Japón.  En todos, la utilización de nuevas tecnologías y la disminución del precio de la energía carbón, petróleo, gas natural y electricidad posibilitaron un aumento espectacular de la producción agrícola e industrial.  El modelo de producción fordista se difundió en todo el mundo.
En los Estados Unidos se aplicó en todas las industrias, desde la construcción de edificios hasta la fabricación de comida rápida.  McDonald's fue un éxito de esta época.  Los artículos que en otro tiempo habían sido un lujo, como las heladeras, lavarropas y teléfonos, ahora estaban al alcance de la mayoría de la población.  Además, gracias a las innovaciones tecnológicas, nuevos productos invadieron el mercado: televisores, discos de vinilo, casetes, relojes digitales, calculadoras de bolsillo y muchísimos más.  Una de las grandes novedades fue la miniaturización y la portabilidad de los productos como la radio a pilas.  La población fue bombardeada por masivas campañas publicitarias que incitaban a consumirlos.
La nuevas políticas económicas implementadas por los gobiernos favorecieron el gran crecimiento económico de la posguerra.  Quedaron atrás las ideas del liberalismo que sostenían que el Estado no debía intervenir en la economía.  Las experiencias del New Deal y la planificación económica, iniciadas en la década de 1930, mostraron que el Estado debía jugar un importante papel para asegurar empleos a todos los habitantes, garan­tizar el bienestar de la población, impulsar el desarrollo económico y evitar crisis como la que se había producido en 1929.  El Estado que cumplía estas funciones fue denominado "estado de bienestar" y se difundió en muchos de los países del bloque occidental.  En ellos, se modernizaron los transportes y las comunicaciones, se construyeron carreteras y vías férreas, se estimuló el desarrollo la producción de energía y, por medio de créditos y ventajas impositivas, se orientaron las inversiones de las empresas privadas.  Fue muy importante, también, la política social.  Gracias a ella, la población pudo gozar de atención médica y educación  gratuitas, pensiones a la vejez, subsidios de desempleo y muchos otros beneficios y servicios.  Estas medidas junto con la disminución de las horas de trabajo y la desaparición del desempleo, permitieron un importante aumento del nivel de vida de la población. 
La crisis del “Estado de Bienestar": el neoliberalismo
 La crisis económica que afectaba el mundo occidental alentó la acción de muchos grupos opositores.  Los ecologistas criticaban el uso indiscriminado de los recursos naturales, la contaminación ambiental producida por el desarrollo de las industrias y el peligro que representaban las armas atómicas.  Otro grupo, en su mayoría economistas, proclamaba que los altos gastos del estado de bienestar" en política social afectaban las ganancias de las empresas, limitaban la competencia y desencadenaban procesos inflacionarios.  Proponían volver a un Estado "mínimo", pero a la vez lo suficientemente fuerte para imponerse contra cualquiera que afectara la libertad de mercado, como los sindicatos.  Reclamaban, además, un control de los gastos del Estado para equilibrar el presupuesto estatal y la reducción de los impuestos de los sectores de ingresos más altos.  Estas propuestas económicas, denominadas neoliberales, fueron adoptadas por casi todos los Estados occidentales, excepto Suecia y Austria.  El gobierno de la primera ministra inglesa, Margaret Thatcher (1 979-1990), es considerado el modelo más puro de neoliberalismo.
Thatcher controló la emisión monetaria, disminuyó drásticamente los impuestos sobre las ganancias y sobre los sectores de más altos ingresos, aplastó importantes huelgas e impuso una nueva legislación antisindical.  Además, recortó los gastos sociales y emprendió amplios programas de pri­vatizaciones de las empresas estatales de acero, petróleo, gas, electricidad y agua.  Como consecuencia de esta política neoliberal, millones de personas perdieron sus empleos. En el resto de los países europeos, si bien se impusieron modificaciones en la política impositiva, no hubo grandes recortes en los gastos sociales y se evitaron enfrentamientos con los sindicatos. En Estados Unidos, el neoliberalismo tuvo características distintas.  Reagan también redujo los impuestos en favor de los ricos y aplastó las huelgas, pero los gastos estatales destinados a la "carrera armamentista" aumentaron mucho más que en cualquier otro período de la historia.  La prioridad era la competencia militar con la Unión Soviética. En todos los casos, los gobiernos neoliberales se caracterizaron por un fuerte anticomunismo que contribuyó a desatar la segunda guerra fría.

MEDIDAS NEOLIBERALES
En esta reforma se buscaba devolver al Estado la difícil tarea de estable­cer normas precisas y aceptables para el gran capital nacional, el capital extranjero y la banca acreedora.  Desde el gobierno se implementaron las medidas tendientes a satisfacer las demandas de todos esos sectores, que casi nunca se llevaban bien entre sí.  De esa forma, se aseguró la estabilidad económica y la paridad cambiaría.  Las principales políticas económicas que se implementaron desde el gobierno en relación con la reforma del Estado fueron las siguientes:
 a. Privatizaciones
Apuntaban a "achicar al Estado".  Para eso se vendieron al capital privado, nacional y extranjero, las empresas que manejaba el Estado.  Canales de televisión, radios, ferrocarriles, transporte marítimo, transporte aéreo de pasajeros, teléfonos, gas, electricidad, servicio de agua potable y la empresa nacional de explotación de petróleo, entre otras, fueron vendidas en pocos años.  El Estado se comprometió a controlar las nuevas empresas privatizadas con los llamados ,lentes reguladores", que no en todos los casos fueron exitosos y muchas veces intervinieron en favor de los nuevos propietarios y no de los usuarios-clientes.

b. Descentralización
Esta reforma apuntó a transferir actividades o funciones del Estado Nacional, como la salud y la educación, a las provincias.  En algunas, a su vez, se descentralizaron y delegaron funciones a los municipios.  En muchos casos, provincias con una base económica débil no pudieron hacerse cargo en forma eficiente de las nuevas tareas.

c. Reforma administrativa
En algunas áreas, como el Ministerio de Economía, se buscó la profe­sionalización de sus trabajadores y el reemplazo de algunos de baja calificación por otros de un mejor nivel técnico.  En general, esta reforma estuvo supeditada a ahorrar gastos, de forma tal que se implementaron los llamados "retiros voluntarios".  El Estado pagaba una cifra de dinero para que el trabajador renunciara y se comprometiera a no volver a trabajar en la administración pública.

d. Reforma tributarla

Decidió atacar la evasión impositivo, pero no hubo muy buenos resultados porque se persiguió a los pequeños contribuyentes (comerciantes y profesionales independientes).  Por otra parte, los grandes empresarios que pagaban eran siempre los mismos y a ellos les creaban nuevos impuestos en vez de evitar la evasión de los demás.  Además, la Dirección General Impositiva (DGI) no se modernizó lo suficiente, lo que tornaba muy complicados los trá­mites vinculados al pago de impuestos.
La desregulación económica:
Con este término se alude al cambio en la forma de control que realiza el Estado a las empresas.  El Estado pasa a controlar o regular "menos" y de una manera más "libre", es decir, dejando que los empresarios se guíen de acuerdo con los beneficios económicos que recibirán al producir bienes y servicios.  Algunos de los elementos que se aplicaron para posibilitar la desregulación son los siguientes:
- Eliminación de algunos subsidios o beneficios económicos a algunas empresas.  Las que se vieron más afectadas fueron las chicas y medianas.
- Eliminación de antiguos "entes reguladores", como la Junta Nacional de Granos que imponía algunas restricciones a los empresarios.
- Menor atención a los problemas ambientales y a la calidad de los productos que se consumen.
 La flexibilización laboral
Si bien no se pudo establecer una ley que flexibilice el trabajo, dicha fle­xibilización ya funciona en muchos lugares.  Disminución de salarios, desa­parición del aguinaldo, imposibilidad del trabajador de elegir la fecha de sus vacaciones, duración de la jornada de trabajo de más de diez horas y ser des­pedido sin cobrar indemnización fueron algunos de los cambios que se pro­dujeron en la forma de contratación de los trabajadores.  El gobierno sostiene que la flexibilización es necesaria para que aumenten los puestos de trabajo, ya que contratar trabajadores en estas condiciones es más "fácil".  No obstan­te, la desocupación aumentó mucho.  Lo que casi nadie pone en duda es que la flexibilización laboral beneficia económicamente a los empresarios porque reduce los costos.

TALLER  DE JULIO

Responde las siguientes preguntas:

1. Cuál es la importancia de la participación de la sociedad en la política colombiana.

2. Explica como fue el desarrollo político y económico durante el siglo XX en: Colombia-América y en el mundo.